No sé vosotros, pero yo estoy un poco hasta la punta de donde yo me sé, de tener que bajar por el ascensor, y tener que oler esos olores nocivos, irritantes, y perjudiciales; hay personas que en mi bloque la consumen, pero no voy ha dar nombres, así, mantendré mi anonimato con respecto a éste tema.
¿Que voy ha tener que hacer?, ¿comprarme una mascarilla, y hacer como en tokio, que por culpa de la radiación de la central nuclear de fukushima, están a base de mascarillas para poder respirar oxigeno, sin que tenga que estar contaminado el aire?; encima no puedes quejarte ante ésa persona, porque rápidamente se hace el ofendido, y puede agredirte tanto verbalmente o físicamente, porque como es evidente, no entiende el problema que genera.
Pero lo peor de todo, es que cuando salgo a plena luz del día, y paso por según que zonas, tengo que estar rodeando toda la manzana alrededor, porque no soporto ése edor insoportable; ¿y por qué tengo yo, que dar vueltas como un auténtico tonto, y cambiar de aceras, cuando realmente yo no he echo nada malo?.
En cierta manera, tendrían que ser ésta clase de consumidores, los que dejaran de tocar las narices contaminando a los que menos culpa tienen; y luego dicen que quieren legalizarla, lo siento...., pero en cuanto ha esto, solo me queda dar mi opinión al respecto, ¡buaggghhh, que asco por dios!, me da la ligera impresión, que al final, por sanidad pública, la prohibirán en muchos países, y uno de ellos será España.
Nadie se ha parado ha pensar en una solución definitiva, o en algo en concreto, para que mejore la calidad de vida de los vecinos y vecinas de la zona, y seamos todos un poco más cívicos, ¡hombre, que no cuesta nada!; seamos un poco más respetuosos los unos con los otros, y sobre todo, con el medio ambiente, que también lo sufre.
Hace algún tiempo, quería denunciar estos hechos, y por eso, me he decidido hoy expresamente contar éste breve testimonio, (en vísperas de nochebuena) a través de ésta humilde página de mi barrio; haber, si por casualidad, se le enciende ha alguien la bombilla, y decide luchar contra esto, que cada vez somos más que tenemos que soportar ésa porquería llamada vulgarmente "chocolate".
Jonathan Plaza Paredes.